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sábado, 4 de diciembre de 2010

La luz es para todos los ojos; pero no todos los ojos son para la luz


Primeramente, el autor ha conseguido jugar metafóricamente con un armario y con la escuela. Ha conjugado los cambios que se están llevando a cabo en una escuela y que cada día cambia más, con un armario, pero para unos, estos cambios, son adecuados mientras que, para otros son grandes errores. No a todos gusta lo mismo; unos cogen espinas, otros rosas.

En lo que no dudo, es que mi generación, es una generación a la que siempre le tocan todos los cambios, ya sea para bien o para mal. Por ejemplo, siempre me ha tocado cambiar los libros y tener que comprarlos por la simple razón de marketing o ya solo por la puntillosa manía de los profesores de que si un libro es mejor que otro. En realidad esto último puede ser aceptable pero no hasta el punto de tener que comprar una nueva edición solo porque de cada tema te falte un ejercicio como mucho o tú incluso lo tengas desordenado, como me ha pasado este curso pasado con el libro de inglés, que no he comprado por semejante estupidez.

Por otra parte están los cambios políticos, ¿Por qué hemos de cambiar el sistema educativo cada vez que se cambie de gobierno? Al fin y al cabo los perjudicados siempre son los mismos; en primer lugar los alumnos y en segundo, los profesores (por no comentar el bolsillo a la hora de tener que cambiar libros como he nombrado anteriormente.)

Yo creo que no hay que cambiar radicalmente del blanco al negro o viceversa sino lograr complementarse hasta poder llegar a gris, que tenga lo mejor de cada parte, porque con tanto cambio ni los que se encargan de hacerlos, se enteran de lo que hacen.

También pienso que las cosas básicas no se han de cambiar sino lo que deberán cambiar son los métodos, pero desafortunadamente muchos se empeñan en cambiar el contenido de las materias y no los métodos de enseñar dicha materia. Así lo único que se consigue es crear una gran confusión como una pescadilla que se muerde la cola y no sabe salir del aprieto.
Por último, se ha ido cambiando tanto de armario que ya no se sabe ni lo que hay ahí dentro, antes había respeto aunque por la gran autoridad de los profesores y ahora mas bies es parsimonia o diferencia por varias razones. La primera y mas importante es que hoy en día no hay respeto hacia los mayores y la segunda, que muchos profesores creen que lo único que deben hacer es preocuparse de que sus alumnos aprendan la teoría y no a ser personas, que eso, en teoría, lo deben enseñar los padres.

Por lo que si a nuestro armario cada día le metemos una prenda nueva y diferente a las demás y no nos da tiempo a estrenarla y a acomodarnos a ella, nuestro armario y nuestra propia persona se van a ver alteradas y sin saber quienes son.
  
A mí, como futura maestra, me gustaría tener un armario del que poder sacar muchas cosas de distintos colores con las que se puedan aprender y jugar, pero siempre, manteniendo un orden y unas pautas.                                                                                                                              

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