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viernes, 3 de diciembre de 2010

La torre de la Malmuerta

Esta historia esta ambientada en Córdoba, hacia el año 1400 por mandato del Rey Enrique III de Castilla.
Cuenta la leyenda que una mujer alta y esbelta, con cabellos morenos y ojos hechizantes casada con un caballero descendiente de un marques, cada día salía de su palacio a la misma hora sin decir a nadie a donde iba. El marido se percataba de sus escapadas y de que cada vez que volvía a casa venía con los trajes alborotados o incluso sucios. La mujer salía todos los días, lloviera, hiciera frio o incluso nevara por lo que el caballero se desesperaba cada vez más a medida que los días y las semanas iban transcurriendo
.
Un buen día soleado la mujer salió se su casa muy contenta pero ella no sabia que acabaría mal. Todo parecía ir bien ya que ella y su pareja eran realmente felices hasta que su esposo la siguió desde lo lejos pero con cierta inquietud y observó en todo momento a la bella mujer. Vio que se reunió con un hombre alto y esbelto con un plumín colgando de su caballo. El hombre enfureció y se volvió a casa pensando que sería su amante.

Al llegar la mujer a su casa, el marido la replicó lo que todo este tiempo había estado haciendo y la prohibió volver a salir de casa.
La mujer muy triste por no poder terminar la labor que empezó y sobretodo por no poder disfrutar de la libertad acabó enfermando y falleciendo.
El marido lleno de furia salio a cabalgar y sorprendentemente se encontró con el hombre que vió aquel dia junto a su mujer. Se paró frente a él y sin mediar palabra sacó su espada y le apuntó. El otro hombre desconcertado preguntó el motivo por el cual se le apuntaba con la espada y éste muy furioso le contestó que por robarle a su mujer. El joven se percató inmediatamente de quién era ese hombre. Era el marido de la bella dama que con sus manos habia intentado construir una torrecilla con un bello patio cordobés y para el cual iba a ser dedicado. Aquel mismo que la encerró por no confiar en su mujer. Aquel mismo que por terco no consiguió ver terminado el regalo que a su esposa tanto trabajo le había costado. Aquel mismo que le estaba apuntando con la espada. Aquel.
Al chico se le escapó una lágrima junto con una sonrisa triste y solo pudo llegar a articular: “Eras el hombre más afortunado por tener una mujer que te amaba con locura y que te construyó con su esfuerzo un lugar donde escaparos, pero por tu desconfianza te has quedado solo y sin un lugar donde poder descansar” El marido se calló y volvió al lugar donde les vio juntos. Se quedó helado al verlo; al ver aquella torrecilla con un patio andaluz en su interior. El sueño que le prometió hacer realidad una noche a la luz de la luna sentados en el balcón de su casa. El hombre no pudo soportar lo que había hecho y se encerró en la torre donde murió. 

Desde entonces, cada año después de las cruces de mayo, dentro de la torre de la “Malmuerta” que es así como se llamó, y por arte de magia, en el patio interior, crecen las flores más bonitas que en ningún lugar se pueden encontrar.

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