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viernes, 4 de mayo de 2012

Adaptación

Como Andersen cuando se inspiraba en motivos folclóricos para crear sus cuentos...yo he creado mi propia historia. =)

Esta es mi pequeña adaptación

En un país muy muy lejano, encima de una alta montaña, había un palacio  donde vivían un rey alto y esbelto y la más hermosa de las mujeres, la reina. Eran muy felices pero les faltaba algo. Mejor dicho, alguien. Alguien que alegrara el gran palacio en el que vivían. Tras mucho empeño en conseguir tener un hijito, lo consiguieron y nació una linda y preciosa princesita. Pero entre toda la felicidad que inundaba el palacio, también había una desgracia, la hermosa reina estaba enferma, muy enferma. Con el paso del tiempo, los reyes hablaron y la reina le pidió al rey que le hiciera una promesa. El rey muy preocupado, aceptó preparándose para lo peor. La reina le había pedido que buscara a alguien más guapa y todavía más bella que ella para que la princesita no estuviera sola con su padre.

Pasaron los años y a la vez que el rey buscaba y buscaba, la princesita crecía y cada día parecía más guapa. Cuando la princesa creciese sería la heredera del inmenso reino que su padre tenía pero para poder sacarlo adelante, necesitaba un príncipe a su lado. Así que el rey y la princesa llegaron a un acuerdo divertido. El rey, como conocía perfectamente a su feliz princesita, buscaría al príncipe ideal para su ella y la princesa, como conocía a su padre, buscaría a la mujer ideal para su él.

Tras unos cuantos meses, el rey celebró una pequeña cena íntima, dónde le diría que había encontrado a la persona perfecta para ella. Durante la cena, la joven princesa estaba inquieta ya que ella todavía no había encontrado a la mujer idónea para su padre. Por suerte, se le ocurrió un plan para tener más tiempo en su búsqueda. Le pediría a su padre que para comprobar si el príncipe la quería y era bueno para ella, debía encontrar un vestido tan dorado como el sol, otro vestido tan plateado como la luna y otro vestido tan brillante como las estrellas.
La princesa creía que el príncipe tardaría mucho tiempo en realizar sus vestidos, y desafortunadamente para ella, tardó apenas una semana en tenerlos todos. No se lo podía creer, tenía que idear algo que le diera más tiempo y pensó en que le pediría un abrigo para poder pasear por la noche por el jardín de palacio. Le pediría un abrigo de toda clase de pieles, ya que le resultaría casi imposible hacerlo.

Mientras tanto, ella se dedicaba a viajar en busca de una mujer para su padre y un día, descansando en un precioso lago con una enorme noria y muchos patitos y cisnes, encontró a una mujer peinándose sola. Le resultó curiosa la escena ya que a ella siempre le peinaba una doncella y se fue a hablar con ella. Cuando la mujer se dio la vuelta, la princesa quedó eclipsada por su belleza. No se lo podía creer, había encontrado lo que hacía tanto tiempo que andaba buscando. La mujer vio la alegría en sus ojos y le preguntó qué ocurría. Como apreció que era muy largo de explicar, invitó a la princesa a su casa a cenar y como era tarde, a pasar la noche. Fueron andando entre los pájaros y los árboles hasta una pradera donde se encontraba un gran castillo muy parecido al suyo. No se había dado cuenta de que estaba con la reina de aquella zona y se sorprendió más todavía. Cenaron y hablaron casi hasta el amanecer sin darse cuenta y al día siguiente partieron las dos hacia el palacio de la princesa dispuesta cada una a encontrarse con su futura pareja.

Tras dos días de viaje, llegaron a palacio y en la puerta, nada más abrir, se encontró colgado el abrigo de toda clase de pieles. Pensó que aquel príncipe era el ideal puesto que había conseguido todo lo que le había pedido sin rechistar y siempre con una sonrisa.

Como era de esperar, el padre organizó un banquete donde todos se conocerían y disfrutarían de la cena y de la compañía.
El príncipe antes de sentarse en la mesa, bajó a las cocinas y hablo con el chef de palacio para que le ayudara con una pequeña sorpresa.
En el cóctel de bienvenida, se sirvieron muchas variedades de bebidas y aperitivos para atenuar la espera. Allí pudieron hablar y conocerse un poquito más. De repente, en una de las copas, pudo alcanzar a ver que había algo extraño, un trébol de cuatro hojas recién cogido del jardín de palacio. Pero a pesar de resultarle curioso, simplemente se rió para sus adentros y pensó que sería obra de alguna doncella. Después del cóctel pasaron a sentarse para empezar con el banquete. Ya en el segundo plato, se sorprendieron por el sonido de los pájaros tan cercanos a ellos. La princesa miró más detalladamente y vio a unos pequeños petirrojos posados sobre el vestido de toda clase de pieles que el príncipe le había regalado. Eso ya era muy peculiar, no podían haber sido sus doncellas, pero lo dejó pasar. La cena acabó todavía mucho mejor de cómo había empezado, el rey pensaba que la mujer era muy parecida a la reina y no sabía por qué. Y la princesa estaba encantada con el príncipe.
Llegó la hora de irse a las habitaciones y una vez allí la princesa descubrió encima de la mesita de noche, un objeto que cuando se dio cuenta de lo que era, el corazón se le aceleró.
El rey y la mujer se despidieron antes de meterse en las habitaciones y se dieron cuenta de que aquella vez no era la primera vez que se veían. Se conocieron de pequeños en uno de los jardines del palacio de sus padres y jugando, se profesaron amor eterno. Más tarde se casó con la reina y se fueron a su palacio  y no volvieron a verse. Allí, en medio del pasillo, se abrazaron y se alegraron de aquel recuerdo.
Mientras tanto, en la habitación de la princesa, ella miraba la mesita de noche con sorpresa. Era el Ankh egipcio de la vida, un regalo que tenía de su madre y que nadie sabía de su significado. Inmediatamente pensó que se le habría caído del collar y que alguien se lo habría dejado allí, pero no podía ser, tenía una inscripción en la parte trasera y era un poquito más grande que el suyo. “Aquí empieza mi nueva vida” Podía leer. De repente se acordó del príncipe y fue directa a su habitación pero él ya le esperaba en el pasillo. Le explicó que el día que la conoció llevaba un collar con tres objetos muy peculiares, un trébol de cuatro hojas, un pequeño petirrojo y el Ankh egipcio de la vida. El príncipe pensó que haciéndole esos pequeños detalles, acabaría dándose cuenta de que era la persona ideal para casarse y acertó, decidieron, como decía la inscripción, que aquella noche sería el principio de su nueva y feliz vida.
A la semana siguiente, se celebraron las dos bodas juntas y comieron perdices y comieron perdices.

Se contará esta adaptación tras haber trabajado antes algunos detalles importantes para entender la historia (como la suerte que dicen que dan los tréboles, qué es un petirrojo y qué es el Ankh egipcio).

1 comentario:

  1. El cuento es precioso pero, como adaptación de Toda clase de pieles para niños de infantil está solo bien. Si fuera una historia inventada para el segundo o el tercer ciclo de Primaria, te diría que perfecto pero... Te explico.

    En primer lugar la trama, que debe ser sencilla, se ha complicado con la doble pareja rey-antigua novia; princesa-príncipe. Eso, además de dificultar la comprensión de los niños pequeños, lo aleja de sus intereses porque, aunque el amor les llame la atención, algo tan específico como reencontrar a un amor del pasado realmente no les importa nada.

    En cuanto a la adaptación en sí, has cambiado dos de los aspectos que fundamentan la esencia del cuento:
    - La protagonista escapa de su casa, a pesar de ser feliz en ella, para huir de la decisión de su padre. En tu cuento, no huye; solo se va temporalmente a buscar una esposa para su padre. Recuerda que, en los cuentos folclóricos, el alejamiento del hogar se debe a una huida por causa mayor que obliga al protagonista a madurar.

    - Por otra parte, en Toda clase de pieles, es ella la que consigue enamorar al príncipe usando su astucia y su paciencia. Aquí es el príncipe quien toma este papel por lo que ella se convierte en un ser pasivo. Con este cambio, los vestidos y el abrigo dejan de tener sentido real.

    En realidad has escrito un cuento precioso inspirado en Toda clase de pieles. Es como lo que hacía Andersen cuando se inspiraba en motivos folclóricos para crear sus cuentos... pero no es una adaptación sino una nueva historia.

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