El otro día en clase,
nos dispusimos a utilizar una de las tres estrategias para contar un cuento, es
decir, el cuentacuentos, la narración con libro y la lectura. Para ello, nos dividimos
en grupos de tres personas y con un cuento cada una, tendríamos que llevar a
cabo nuestra estrategia delante del pequeño grupo que nos había tocado para que
así diera tiempo a todo el mundo a realizar la actividad y para que en pequeños
grupos nos diéramos una pequeña evaluación o consejos para mejorar. Al acabar
los tres miembros del grupo, debíamos intercambiarnos con otros grupos
distintos de tal manera que no coincidiéramos con las que ya habíamos estado
para ampliar el número de personas que nos pudieran dar consejos.
En mi caso, escogí la
estrategia de narración con libro y el cuento de Don Miedo, Doña Oscura y la Maga Sombra. Un cuentecito en el que
describen a estos tres personajes presentes en la vida diaria de un niño y que
muchas veces les dan miedo, pero de una forma muy divertida y que les ayudará a
no tener tanto miedo.
La verdad es que cogí
este cuento porque me resultó graciosa la forma en que describía a cada
personaje, es cierto que no me percaté en el vocabulario que tenía aunque fuese
un libro infantil porque íbamos a trabajarlo en clase con las compañeras pero,
a pesar de tener palabras muy extrañas inventadas, me pareció curioso. También
es verdad que a mis compañeras no les gustó por los dibujos y por las palabras
extrañas pero como por las tardes estoy rodeada de niños, probé a llevárselo y
la sensación fue otra, se rieron un montón por lo que ahora entiendo mucho más
la frase de que los gustos de los niños
no son los mismos que los nuestros por mucho que pensemos en ellos.
La primera vez que
narré el cuento tuve buenas críticas pero también malas. Las palabras les
parecieron complicadas para que un niño las pudiera entender y dejaba poco
tiempo para enseñar las imágenes. Lo bueno que me dijeron es que la entonación
fue muy buena y que si alguna vez había practicado ya con los niños puesto que
les gusto cómo lo conté.
La segunda vez que lo
hice, fue diferente y obtuve más opiniones. Ya había escuchado a varias
compañeras y todo lo que les decíamos intenté aplicarlo. Lo primero que hice
fue dejar más tiempo las imágenes y hacer algún comentario sobre ellas para
interactuar con el “público”. Como las palabras eran difíciles, el libro ya de
por sí en las tapas ponía cada palabra que aparecía rara con un dibujo
explicativo, entonces lo que hice primeramente fue leer esa parte con ellas
para que entendieran después las palabras y las identificasen en el dibujo. El
tono y la expresividad fue el mismo y lo resaltaron como positivo. Pero ahora
me dieron algunos consejos que antes no había escuchado. Había hecho bien en
hablar antes de las palabras que iban a escuchar porque así les resultó más
fácil entenderlas pero se me había olvidado hacer una pequeña presentación del
libro, de la portada y que lo había echado en falta. También me dijeron un dato
súper importante a tener en cuenta: lo que estaba haciendo era una mezcla entre
lectura y narración puesto que no siempre iba contando lo que las imágenes
decían y recurría a leer literalmente lo que ponía, al tratarse de palabras
complicadas. Por eso he aprendido que este libro es mejor para la lectura y así
podremos interactuar con ellos diciéndoles que como es alguien que tiene muchas
plumas, las piernas como los pies de un pato… y les resultará mucho más
divertido a ellos, y un poco más fácil al que lo cuenta.
Como ya no quedaba más
tiempo, solo pude hacerlo dos veces pero como he dicho antes, esa misma tarde
fui con los niños y en un ratito de lectura que tienen todos los días, les
saqué ese cuento que no habían visto nunca. Les presenté la portada, les
pregunté si tenían miedo por la noche, hablamos de las palabras que íbamos a
encontrar y que cómo se imaginaban ellos a alguien así… y comencé con la
narración. Me ayudé de la buena memoria que tienen los niños y de la agudeza de
en ese instante mirar las palabras extrañas y creo que les gustó bastante.
Además, con Don Miedo, Doña Oscura y la Magia Sombra se partían de risa por lo
feos y curiosos que eran. Aquella tarde me dijeron que se lo habían pasado
"Chachi Piruleta" como dice la más pequeñita y que querrán repetirlo.
Perfecto. Me encanta que hayas tenido la oportunidad de probarlo con niños y que te des cuenta de cuán equivocados estamos, a veces, con respecto a ellos. Su absurdo no es nuestro absurdo y su humor no es nuestro humor. Tendrás muchas más pruebas cuando seas maestra.
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